Una vez teníamos todo, en casa preparamos una mesita y colocamos la letra, el globo, unas chuches, platos y cucharas. Llegó la familia, y cantamos el feliz cumpleaños que tanto le gusta, y por supuesto nos comimos la tarta. La fiesta se alargó y terminamos agotados de cantar y jugar con los primos. Es cierto que es difícil preparar a veces una fiesta a lo grande con un montón de detalles, pero bien planificado se puede quedar simple y muy bonito, sin necesidad de grandes inversiones.
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