lunes, 18 de julio de 2016

ANALOGICO I

Al principio de todo salía a la calle con una cámara fotográfica y carretes de 35 mm, pensaba bien que quería fotografiar, encuadraba, ajustaba la luz y la velocidad y disparaba, pensaba mucho la foto porque solo tenía como máximo 36 exposiciones y no quería desaprovechar ninguna. Me regalaron una ampliadora y montaba un cuarto oscuro en mi habitación (tenía que revelar de noche porque durante el día siempre se colaba un rayito de luz por algún lado), hacía una prueba en un trocito de papel, decidía cuanto tiempo de luz era necesario, hacía la exposición, de ahí a la cubeta del revelador y luego a la del fijador, y así conseguía revelar mis propias fotos en blanco y negro. Unos años despúes llegaron las primeras cámaras digitales y ya todo cambio, podemos hacer millones de fotos si no nos gusta la borramos, incluso con programas de edición tenemos infitas posibilidades para poder arreglar o cambiar lo que no esta bien.
Ninguna opción es mejor que la otra, para mí cada una tiene su encanto, así que de vez en cuando compro un carrete y le doy un paseo a mi cámara analógica y espero para ver los resultados.











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